Metodología

Secretos del Liderazgo Eficaz: Recetas para Transformar Equipos y Maximizar el Éxito en el Siglo XXI

Los proyectos parecen eternizarse o incluso no consiguen ver un final satisfactorio… ¿Cuántas veces hemos oído esta estas afirmaciones? A lo largo de mi trayectoria profesional me he especializado en ser un «manager IT paracaidista» en múltiples entornos, empresas y tecnologías en constante evolución; Sí, es una terminología personal e inusual, pero sumamente ilustrativa de lo que representa una situación global que lo invade todo y que lamentablemente, seguirá en aumento. Cuando una organización tiene un gran problema porque algo se bloquea y se eterniza, precisa de un método que le permita avanzar más allá de la etapa «Los Héroes» en CMMI (Por poner un ejemplo claro de riesgo conocido).

No te engañes. No son ellos, eres TÚ

Tener procedimiento escritos y redactados primorosamente por buenos consultores es importante, igual que una buena formación, pero que tu organización lo interiorice y gestione como propio, eso es harina de otro costal… Parecerlo no es serlo.

Se oyen cosas como: «Estas generaciones actuales no demuestran el compromiso de antaño» o «antes las cosas se hacían de otra manera». Pero, ¿es esto realmente cierto? Son los mismos jóvenes que fuimos nosotros, a menudo con una formación superior a la que nosotros teníamos. Pero, ¿nuestros líderes son comparables a los de antaño?

Transformar un equipo de trabajo en un equipo de «alto rendimiento» no es una misión sencilla. Requiere una gran cantidad de experiencia, especialmente en campos como el desarrollo de software o el soporte de servicios de infraestructura. ¿Cómo inspirar a un equipo para que se enorgullezcan de su trabajo y de su esfuerzo, para que se pongan la camiseta y luchen por la idea? Indudablemente, escucharemos el eterno mantra de más dinero, menos horas, menos estrés… Pero todo eso no es más que una media verdad, o peor aún, mentiras a medias.

Lo justo es bueno para TODOS

Remunerar a una persona por su trabajo no solo es esencial para vivir, sino que es fundamental para valorar su esfuerzo. No debe ser interpretado como un incentivo para lograr compromiso. Debes pagar a tu equipo lo que merecen, porque si no lo haces, buscarán otras oportunidades y te abandonarán, perdiendo así conocimiento, habilidades, y la empresa será la más perjudicada por tratar de obtener márgenes donde no debería.

Los márgenes deben ser proporcionados por la productividad, la proactividad y el compromiso de las personas. Y aquel que no interiorice esta máxima, no debería trabajar en el sector privado.

Volviendo al equipo; de la misma manera que una mente debe estar organizada para obtener los mejores resultados, un equipo debe estar bien estructurado para aportar valor a la empresa; Deben tener claros sus objetivos, sus roles y los de sus compañeros. Necesitan procedimientos sencillos y claros que puedan mejorar con el tiempo. La teoría de los equipos AGILE empoderados suena estupenda, pero la realidad productiva es muy diferente. Somos humanos y los humanos, por genética, necesitamos líderes a los que seguir.

Eres un ejemplo: Tú con tu equipo

Inspirado por mi formación y mi antigua experiencia militar, siempre he tenido presente esta máxima en mi espacio de gestión: «Es mucho más eficaz liderar con el ejemplo que con órdenes. El soldado preferiría tener los ojos en la espalda de su capitán, que sentir los ojos de su capitán en su espalda. Lo que se ordena, se escucha. Lo que se ve, se imita.» – Francisco de Quevedo.

¿Cómo puedes pretender dirigir a un equipo y cargarles con la carga más pesada sin implicarte? ¿Y después? Si fallan, ¿es culpa suya? pero si tienen éxito ¿es gracias a que eres un buen gestor? Admitámoslo, esto es jugar a los dados y la mayoría de las veces no sale bien. Es el indicador más preciso para diferenciar a un mal líder de un buen líder. Desafortunadamente, esta es la tendencia de la gestión en España, Europa y en el mundo. Y una mala interpretación de la filosofía AGILE ha contribuido en gran medida a este fenómeno. Las personas se enfrentan a desafíos complejos y estresantes sin liderazgo y con un montón de mantras inútiles que, finalmente, los conducen al lugar al que apuntan… el fracaso; Proyectos eternos que nunca terminan, proyectos que se disparan en tiempo y coste (triángulo de hierro desequilibrado), y por tanto, sumidos en un alcance difuso y muy caro que nunca se concreta.

¿Café para todos? Definitivamente NO.

Si tratas igual al que se esfuerza y rinde, que al que no lo hace, el que rinde y se esfuerza dejará de hacerlo y tendrás como resultado un equipo deficiente. Y la culpa no será de ellos, será tuya, porque habrás fallado en transmitir valores tan importantes como la justicia y la equidad. Nuevamente, somos seres humanos y, por tanto, tenemos sentimientos que necesitan ser atendidos.

Firme, no un showman. A lo largo de mi vida profesional, me he cruzado con jefes con excelentes habilidades sociales, muy simpáticos y extrovertidos, que encandilaban al equipo. Eso puede ser gratificante, pero no cuando estás trabajando a las cuatro de la mañana para cumplir con una tarea que te han forzado a incluir en medio de la entrega (y que, por supuesto, nunca es culpa suya, siempre es de otro). Curiosamente, ese mismo tipo está durmiendo en su casa a esa hora. Si todo sale bien, es gracias a él, y si sale mal… pues ya sabes. Pero una vez más, somos humanos, y la gente siempre prefiere inicialmente al tipo suave y simpático antes que a alguien que diga las cosas como son… y claro, luego suceden las consecuencias…

La honestidad es una parte fundamental en cualquier buen líder. Las noticias, bien gestionadas (no estoy hablando de ser completamente permeable), deben ser compartidas y no edulcoradas, porque después, el golpe será mayor y los resultados no te van a gustar.

Debes demostrarte confiable y tu palabra debe ser sagrada.

Si vis pacem, para bellum. «Si quieres la paz, prepárate para la guerra».

Como en una batalla, tu equipo debe estar bien engrasado y entrenado. Como líder, siempre debes estar preparado para responder a tu gente, debes dar, al igual que recibir a cambio del esfuerzo. Los periodos de baja intensidad son clave para que el equipo se prepare para lo que viene, y planificar es en gran medida tu responsabilidad. Postergar solo se traduce en que tendrás que hacerlo más tarde, con más presión y, por supuesto, con menos calidad.

Ser firme con quien no rinde y accesible con quien aporta es clave, una vez más, es fundamental para ser un buen líder.

Delegar con responsabilidad.

Recuerda: Al delegar tú eres el responsable, las decisiones que tome la persona en la que delegaste, son tambien tu responsabilidad.

Delegar es importante, pero no de cualquier forma y sin preocuparte. Tu equipo está compuesto por adultos y, como personas adultas, deben responder. Si alguien no responde dentro de su área de gestión, deberá sentir tu presencia.

Recuerda: delegar no significa dejar de supervisar. A mayor responsabilidad y resultados, debes conceder más espacio para delegar. A menor responsabilidad y resultados, debes aumentar el control o tomar medidas correctivas rápidas, para que el resto del equipo no piense que, hagan bien o mal, los resultados serán los mismos o, peor aún, que no habrá consecuencias. Si algo no funciona, no esperes a que pase ni un minuto sin cambiarlo; prueba y error, siguen siendo el método más rápido para conducirte al éxito; aprende de la experiencia.

En resumen y por terminar,

Para finalizar este artículo, sólo quiero enfatizar que valores como el liderazgo y el esfuerzo siguen siendo tan vitales e imprescindibles hoy como siempre lo han sido. Aunque los valores actuales nos hagan creer que esto no es así y todo quede diluido en un cúmulo de proclamas vacías, las viejas recetas siguen siendo el auténtico y fiable secreto del éxito y la realización personal. No lo dudes, porque «No hay nada nuevo bajo el Sol«.

Hi, I’m Sergio Tapia

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